La prueba de menu. Primera parte: la decisión

A lo largo de las siguientes semanas me gustaría hablaros de los diferentes puntos de los que consta la prueba de menú para una boda. Puede ser muy útil para todas aquellas personas que estén pensando en casarse próximamente.

La prueba del menu

Tal y como yo lo veo, se compone de los siguientes puntos, que iré desarrollando a lo largo de las siguientes entregas del blog.

  1. Decisión: antes o después
  2. Menaje
  3. Tipo de comida
  4. Elección de comida y de bebida
  5. Servicio a primera vista

1. Decisión

¿Qué elegimos? ¿Probamos el menú y después reservamos fecha? ¿Reservamos fecha y luego probamos el menú? Son dudas lógicas que surgen durante el proceso de organización de una boda.
Cuando vamos a comer a un restaurante, está claro que no llamamos y pedimos probar el menú antes de ir con nuestros amigos.

Sin embargo, en una boda, donde queremos que todo salga perfecto, probar el menú y después elegirlo es algo lógico y normal. Pero puede pasar que una pareja esté esperando para su prueba de menú, y venga otra «a ciegas» y nos reserve esa fecha, así, sin más. ¿Qué pasa ahora con aquellos novios que estaban esperando para la prueba?

¿Cómo puedo dividirme? La solución es contradictoria en todos los sentidos.

Realmente yo no escogería un catering sin probarlo antes. Una de las razones es que me encanta comer, y le doy mucho valor a un buen menú.

Por otro lado, en temporada de bodas creo que a todos los caterings nos resulta difícil concretar un día para la prueba. El trabajo nos sobrepasa, todo tiene que salir perfecto, hay mucho estrés durante la semana y, lamentablemente, es difícil encontrar un hueco para hacer la prueba del futuro matrimonio que espera ansioso.

¿Mi recomendación?

En la vida hay riesgos, derrotas, alegrías, lágrimas… hay decisiones que tomar. En ocasiones nos podemos equivocar, pero también acertar… Y mientras tanto ¿qué hacemos nosotros? No podemos elegir por nuestros clientes…

Amigo mío, esta vez te toca a ti


Aventuras cotidianas en un servicio de Catering

Este fin de semana pasado ha sido de lo más ajetreado. Hemos celebrado la boda íntima de unos clientes alemanes, en una casa de Sineu. La parte exterior de la casa ha quedado preciosa. Los clientes solo nos han pedido mesas y mantel, y lo han decorado todo con unas sencillas rosas de color claro.

Hemos colocado mesas y sillas antiguas que tenían por casa, y la verdad es que el contraste ha sido magnífico. La comida ha consistido en un buffet libre, que constaba de carrilleras, algo poco usual ya que los alemanes suelen pedir solomillo. También había verduras en escabeche, y para elaborarlas he utilizado verduras mini, zanahorias moradas , hinojo, pimiento, berenjena, calabacín, todo aderezado con tomillo, romero y laurel.

Disfrutando de trabajar

Este laurel me lo ha traído Ania, una amiga que, junto a su marido, tiene un taller de coches en frente de nuestro catering. Solemos intercambiar comida por hierbas frescas y huevos, ya que ella tiene un terreno y gallinas. Por cierto, también me trajo unos tomates buenísimos, y pude servirles a los alemanes un buen gazpacho, de esos que nos gustan tanto a los españoles. ¡Lo devoraron!

También ofrecimos berenjenas rellenas de mero y marisco. Para esta receta utilicé mero fresco, ¡y no sabéis lo que me dolió!. Además, también había gamba roja, mejillones y almejas. Con tanto producto fresco, ¡estaban espectaculares!

Un graten de patatas con cebolla, cochinillo deshuesado, ensalada de quinoa, aguacates rellenos, y no podían faltar los espárragos a la vinagreta, receta de mi padre. De postre, terminaron con mousse de chocolate blanco con fondo de fruta de la pasión, tarta Ópera y una deliciosa bandeja de frutas cortadas a dados.

Un catering de primera… pese a los imprevistos

¡La mayor sorpresa es la que me llevé cuando llegamos a la casa y había que bajar unas escaleras incomodisimas! Toda la noche arriba y abajo… ¡lo que me faltaba! 🙂

Cuando entré en la cocina, no daba crédito a lo que veía. El dueño me había dicho que no me preocupara de nada, que tenían un horno industrial.… ¡pero era de bandeja pequeña! Casi me da algo… hubo un momento en el que pensé que estaba en una pesadilla.

Desde que salimos del catering, fue un día accidentado.  La furgoneta rompió el motor y la tuvimos que dejar aparcada en medio de la carretera de Sineu. Suerte que llevábamos otra, y pudimos mover todos los chismes, recolocarlo todo y salir pitando. Si a eso le sumamos las escaleritas, el tema del horno y que no sabíamos cómo reubicar las mesas para el buffet, pack completo de imprevistos.

Al final, con paciencia, pude calentarlo todo por tandas, y el buffet quedó muy bien. Los invitados estaban encantados. Una vez más me he demostrado a mi misma que, por muy negro que se vea todo al principio, por mucho estrés que esté pasando, al final todo sale según lo previsto. Los invitados ni se enteran, y como siempre, todo sale de maravilla!

¡Hasta pronto con una nueva aventura!

Vicky


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